Adorar al Espiritu Santo
Padre Carlo Garcia
Un
gran amigo de Guadalajara, México, estando un día en oración sintió la necesidad
de ADORAR al ESPIRITU SANTO con algún canto de alabanza, intentó recordar
alguno y no pudo, Saben por que????, simplemente, no encontró en su cancionero
carismático ninguna composición de "adoración" al Espíritu Santo!!!!.
Habían,
muchos cantos pidiendo su venida, iluminación, unción o dones!!! Es triste
reconocerlo, pero aún en la Renovación Carismática, que nos jactamos de
"conocer" y hasta "poseer" al Espíritu Santo, solo lo
invoquemos para hacerlo emerger y conseguir "algo" de Él.
Detengámonos en algunas de estas canciones: "Ven, Espíritu de Dios, Ven envuélveme
en tu amor, ven, Espíritu de Dios ven a mi, Úngeme, Cúbreme, Sáname, lléname.
Apodérate de mí....etc." Ni siquiera le agradecemos lo que nos da y hace
por nosotros, mucho menos le adoramos con ese tipo de canciones!!!
Visité
recientemente una librería evangélica y escuché algunos casetes, y ¿adivinen
qué?, este descuido musical abarca también a nuestros hermanos protestante.
¿Cómo la ven??.
Meditando
sobre la importancia del Santo Espíritu de Dios y su lugar en la definición
dogmática de la Trinidad
en nuestra Iglesia Católica, constaté con sorpresa que al Padre y al Hijo se
les adora como tales, dándoles el lugar preponderante que les corresponde, pero
no así al Espíritu Santo que "parece" relegado y subordinado a los
dos primeros.
En
las Sagradas Escrituras el mismo Jesús dice con respecto al Espíritu Santo:
"Pero el Espíritu Santo, el Defensor que el padre va a enviar en mi
nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he
dicho" (Jn 14,26)"Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los
guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá
todo lo que oiga y le hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará a
mí, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo lo
que el Padre tiene es mío también; por eso dije que el Espíritu recibirá de lo
que es mío y se los dará a conocer a ustedes" (Jn 16,13-15)
La Pneumatología,
o teología del Espíritu Santo, nos dice, con respecto a estos textos, que el
Espíritu es un don del Padre por petición del Hijo y enviado para glorificar al
Hijo. Es en este aspecto donde podemos decir que el Espíritu Santo no ha venido
para hablar de sí mismo, sino para guiarnos a la Verdad y Glorificar al
Hijo. Pero esta afirmación puede atentar contra el Credo
Niceno-Constantinopolitano que afirma:
"Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y el Hijo,
que con el Padre y el Hijo RECIBE UNA MISMA ADORACION Y GLORIA y habló por los
profetas..."
La
presencia del Espíritu Santo es determinante para la vida de la Iglesia, hoy y en toda su
historia. Fijémonos en lo siguiente:
Se
perdonara al que peque contra El Padre, lo mismo al que lo haga contra el Hijo,
pero no así al que peque contra el Espíritu Santo.
El
Espíritu de Dios se movía al inicio en las aguas fecundándolas con toda clase
de vida.
El
Espíritu Santo habló a través de los profetas para enseñar y prevenir a los
hombres de la ira del Señor.
Jamás
ejecuto una sentencia de escarmiento contra alguien o alguna nación (siempre el
encargado de estos menesteres fue el Ángel Exterminador).
Ungió
a Nuestro Rey Jesucristo cuando descendió en forma de paloma cuando fue
Bautizado por el Bautista.
Llenó
con su poder a los Apóstoles en Pentecostés y gracias a su predicación y
testimonio hoy conocemos a Jesús.
Iluminó
a los evangelistas y autores sagrados.
En
el Nombre de Jesús pero por su medio es que tenemos los Carismas que nos
mantienen fieles.
Habita
en nosotros y nos guía hacia la salvación.
Inspiró
a los padres de la iglesia y Concilios contra las herejías.
Inspiró
e inspira la Magisterio
de la Iglesia.
Es
quien convierte el pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo.
Entra
a morar en el cristiano por el Bautismo.
Marca
con su sello en la Confirmación.
Unge
a los diáconos, presbíteros y obispos en el Orden.
Lleva
nuestras oraciones al Padre.
Hoy
la Iglesia
vive y se mueve por el Espíritu Santo. Él, no corrige, aconseja, no sentencia,
intercede, no sabe sino hacer puros favores y regalos. Sabiendo todo esto, creo
que es justo que comencemos, los laicos de nuestra Iglesia Católica a tomar la
iniciativa y dejar de ir a la saga de los evangélicos; comenzar una etapa donde
ADOREMOS a la Santísima
Trinidad dentro de la Renovación Carismática
Católica. Es hora que nuestros Ministerios de Música creen canciones y
alabanzas de ADORACION al Espíritu. Es el momento para que en nuestras
asambleas y grupos de oración equilibremos un poco nuestra Adoración!!!
Estoy
convencido que así como al Padre no le molesta que "adoremos" a su
Hijo a Jesús; de hecho nadie va al Padre sino a través del Hijo, pero tampoco
nadie va al Hijo sino a través del Espíritu que convence de pecado (Jn 16,8-9);
así también debemos "adorar" al Espíritu Santo. Quiero dejar en claro
que no estoy restándole importancia a Jesús nuestro Señor, sino dándole al
Espíritu Santo la adoración y gloria que le corresponde, como lo dice el Credo,
junto al Padre y al Hijo.
Que
en este, que es el Año del Espíritu Santo, los Católicos tomemos la iniciativa
y la creatividad para darle al Espíritu Santo el lugar que le corresponde!!!
Padre
Charly Garcia
Este
articulo fue escrito en colaboracion
con
Ignacio Michel O. de Guadalajara, Mexico.
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