EL SERVIDOR FRENTE AL DESALIENTO
Nikol Baldacchino
“Este
es nuestro ministerio. Lo tenemos por pura misericordia de Dios y, por eso, no
nos desanimamos”. (2ª Cor 4,1)
A)
EL DESALIENTO: NORMAL EN LA VIDA DE LOS SERVIDORES
Una
tarde en Londres, dos hombres estaban pensando faltar a su Grupo de Oración, de
los que ellos eran Servidores. Aquella tarde era fría y estaba lloviendo.
"No
creo que merezca la pena ir esta tarde al Grupo. ¿Quién va a venir con este tiempo
tan malo?".
"Tienes
razón", respondió el otro, "pero siento que no debo faltar a mi responsabilidad.
La reunión se dijo que se iba a tener y uno nunca sabe quién vendrá". Y
mientras la lluvia caía torrencialmente, y la tormenta dejaba oír los truenos
sin parar, comenzaron la
Oración en el Grupo. Aquella tarde, únicamente apareció una
persona. Fue un hombre que pasaba por la calle, vio la luz de la Capilla donde se reunían y
entró... para refugiarse un rato de la lluvia.
Ahora
la audiencia se había aumentado. Conforme el recién llegado, empapado se
sentaba, el que estaba hablando, hacía hincapié en la necesidad de misioneros
entre los indios Pieles Rojas en Norteamérica. Terminada la reunión, uno de los
servidores le dijo al otro: "Hemos perdido el tiempo esta tarde".
¡Qué equivocados estaban!: aquel hombre que entró en la capilla, acogió la Palabra de Dios en su
corazón y decidió cambiar su estilo de vida. Después de un mes, vendió su
negocio y libre de cargas, se marchó de Misionero con los Pieles Rojas a la Colonia Británica,
donde se quedó durante 35 años.
DESALIENTO, DESANIMO, CANSANCIO: éstos son los
sentimientos que un servidor tiene que sufrir de tiempo en tiempo. Sólo Dios
sabe las veces que nos encontramos a nosotros mismos diciéndonos: "Estoy
cansado, aburrido, agotado; creo que no voy a continuar más como
servidor". Y sólo Dios sabe, cuántos servidores capaces, regalados por
Dios con Carismas del Espíritu Santo, cuando experimentaron que se quemaban,
fueron incapaces de continuar y dejaron los puestos de Servidores. Esto no es algo
raro. Echemos una mirada a lo que está escrito en la Palabra de Dios. Allí
encontraremos personas excepcionales, incluso el mismo Jesús, que pasaron por
duras crisis en su responsabilidad como Servidores.
B)
EJEMPLOS DE DESALIENTO
ENCONTRADOS EN LA BIBLIA
Moisés
comienza experimentando el peso enorme de ser "dirigente".
El
tuvo éxito al liberar al pueblo Judío de la esclavitud de los egipcios. Pero al
poco tiempo de comenzar su viaje por el Desierto hacia la tierra prometida, comenzaron
a murmurar: unas veces por las dificultades que tenían que afrontar, en otra
ocasión porque no tenían agua. Otras veces, porque no tenían cebollas ni ajos,
con la abundancia que habían tenido ellos de estas cosas, en Egipto. Y Moisés
empieza a descorazonarse: "No puedo cargar yo solo con todo este pueblo;
es demasiado pesado para mí. Si me tratas así, prefiero que me mates, si es que
realmente me quieres, antes que seguir viviendo en estos apuros" (Nm. 11,15).
Elías
fracasa en convencer a la
Reina Jezabel de que no adore a más dioses falsos. Elías teme
por su vida y tiene que huir y esconderse. Se internó en el desierto. Después
de un día de viaje, se sentó bajo un arbusto, deseando estar muerto y dijo:
"Ya basta, Yahvé. Toma mi vida" (1ª Rey. 19,4). Job ante el peligro,
la crueldad del sufrimiento y la enfermedad, maldice su suerte y grita:
"¿Por qué no morí al salir del seno y no expiré cuando salía del
vientre?" (Job 3,11). Jeremías se enfrenta con la persecución y tozudez de
su pueblo. Se queja y le dice al Señor, "Soy hombre que trae líos y
contiendas a todo el país.
Piensa
que por tu causa soporto tantas humillaciones". (Jr. 15,10.15). Jesús
frente a la falta de fe de sus discípulos. "¡Qué gente tan incrédula y
extraviada! ¡Hasta cuándo estaré entre ustedes! ¡Hasta cuándo tendré que soportarlos!"
(Mat 17,17). Jesús siente lástima de Jerusalén porque no aceptaron su mensaje. "¡Jerusalén,
Jerusalén! ¡Tú matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía!
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo
las alas, y tú no lo has querido!". (Mt. 23,27).
Si
de vez en cuando experimentas que tienes deseos de rendirte y dejar de servir
en tu ministerio, ¡no estás sola! El desaliento tiene muchas raíces. Puedes sentirte
solo, abrumado; tus esfuerzos no son apreciados y no ves el fruto de esos esfuerzos.
Puedo incluso, que seas injustamente criticado. Y te encuentras diciéndote a ti
mismo, "¿para qué seguir con tantísimos problemas?".
C) PAUTAS PARA SUPERAR EL DESALIENTO
¿Cómo
deberíamos reaccionar los Servidores ante el desaliento?
a)
Mantén tus ojos fijos en la meta de la carrera: Durante la carrera, todos los
que participan, experimentan un cierto cansancio y miedo de que él o ella, como
Servidores, no tengan suficiente energía para llegar. Pero el objetivo final y
la visión del mismo, les fortalecerá para continuar corriendo hasta la meta. El
hecho de que Dios mismos nos haya prometido que lo que hagamos por El, va a dar
su fruto, a su debido tiempo, nos llena de valor para continuar nuestro trabajo
como Servidores de los hermanos.
b)
Cree firmemente que Dios va a ser fiel contigo: El puede y está dispuesto a ayudarte.
Después que Jeremías fue sincero y pronunció aquellas palabras duras que
sentía, Dios le respondió así: "Tú serás para ese pueblo, fortaleza y muro
de bronce y, uva en adelante; aunque falte el producto del olivo y se niegue la
tierra a darnos pan; aunque no tenga ovejas el corral y se queden sin bueyes
los establos; Yo seguiré alegrándome en Yahvé, lleno de gozo en Dios, mi
Salvador, pues me apoyo en Yahvé, que es mi Señor". (Hab. 3, 17 -19)
c)
En momentos difíciles, continúa obedeciendo a Dios: Permanece fiel en tus oraciones,
en el estudio de la
Sagrada Escritura, en tu amor hacia los otros miembros del
Grupo, en tu devoción hacia los Sacramentos. Busca otro servidor o servidores
y, comparte con ellos tus dificultades. Pídeles que oren contigo.
d)
Lee la biografía de los santos y mártires cristianos: Desde ellos, podremos comprender
que cada santo, cada persona que hizo algo especial por Dios, tuvo que
arrastrar grandes dificultades, pero el poder de la Oración y su Fidelidad a Dios,
hicieron que ellos continuaran en los caminos del Señor.
e)
Mira cuáles son tus prioridades: Puede ser que estés descuidando tus deberes hacia
tu familia y, por tanto, generando estrés. Puede ser también que tú estés aceptando
cosas que te alejan del propósito que Dios tiene para ti.
f)
Persevera: Los tiempos difíciles no significan que tú pierdas la batalla. Una
vez había un muchacho, a quién le preguntaron cómo había conseguido ser tan
bueno patinando. Su respuesta fue: "Poniéndome de pie, cada vez que me
caía". Cristóbal Colón, en el viaje que terminó con el Descubrimiento del continente
Americano, nunca aceptó escuchar las amenazas de su tripulación.
Cuando
un día tras otro, la tierra no aparecía, su tripulación le amenazaba con amotinarse
sí no volvían al puerto de donde habían partido. Colón nunca aceptó tales
amenazas y, todos los días escribía en el Diario del Barco dos palabras: "CONTINUAMOS
NAVEGANDO".
Nosotros
también, frente a situaciones que nos arredran, podemos decir con S. Pablo:
“Este es nuestro ministerio. Lo tenemos por pura misericordia de Dios y, por
eso, no nos desanimamos”. (2ª Cor. 4,1)
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