Cuando uno lee el testimonio del padre Emiliano Tardif, cae en la cuenta, ò por lo menos, así lo creo yo, de que todos somos cómo él, un tanto incrédulos.
A todos, entre ellos me incluyo yo misma, nos ha dado vergüenza levantar las manos para alabar a Dios; otros hemos creído en lo exagerado de esta especie de locura que es la Renovación Carismática
A veces, nos pasamos la vida mirando para otro lado, sin caer en lo verdaderamente importante.
Como sacerdote, como religioso, o religiosa, tal vez pienses que esta Efusión del Espíritu no es para ti, ¿por qué me van a imponer las manos a mi?, ¡qué esta clase de locura contagiosa no es de Dios!
Muchas veces nuestros miedos, especialmente el miedo al ridículo, nos priva del deseo de encontrarnos con lo absoluto. Quizás los pesos del día a día y las muchas obligaciones de nuestro trabajo o ministerio, impiden que Dios manifieste su presencia en nuestra vida, también, sucede en el acontecer diario cuando situándonos del lado del radicalismo, nos creernos en posesión de lo absoluto, tenemos conocimiento e inteligencia pero no permitimos a la fe que manifieste sus opciones.
Tal vez este no sea el tiempo de la oración continua sino de detenerse, de guardar silencio para que Dios hable comunicándote su verdad. Tal vez Dios te pida hoy que anuncies su Palabra de un modo diferente. Tal vez este sea el tiempo, igual que le sucedió a Jacob, de tu lucha con Dios, tal vez este sea un tiempo para el cambio, para que tu vida como sacerdote sea ahora en adelante cada vez mejor, sabiendo que con tus fallos y tus caídas, Jesús oró por ti al Padre. Esto es la oración de intercesión. Porque pudiera darse el caso que en el equipaje de nuestra maleta hayamos incluido nuestras amarguras, tristezas, desilusiones, frustraciones y no tengamos un lugar para Dios, pero no debemos olvidar que Jesús de Nazaret oró por ti al Padre con tu nombre y apellidos para que tú, no desfallezcas. “Padre, te pido por………………., por ellos te ruego Padre, y Tú y Yo somos uno de ellos (Juan 11, ver 9), porque no se trata de buscar a Dios, sino de dejarse encontrar por el. (Benedicto XVI).
Simón, Simón, Satanás ha solicitado el poder de cribarte como trigo: pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. (Lucas 22, ver 31-32)
Tal vez te digas a ti mismo: soy un sacerdote ordenado por el obispo, he recibido el Espíritu Santo. ¿Por qué debo arrodillarme ante los hermanos, incluso laicos y aceptar que oren por mí? Seguramente Jesús te contestaría: ¿Y Yo entonces? ¿Viniendo al mundo, no había sido consagrado por el mismo Padre? ¿Acaso no poseía Yo la plenitud del Espíritu desde mi Encarnación? Y no obstante, acepté ser bautizado por Juan el Bautista- ¡que también era laico! Y el Padre me dio una nueva plenitud de Espíritu para mi misión por vosotros.
Hoy queremos que conozcas un poco más de cerca nuestra realidad. La Renovación es una cosa distinta a un acontecimiento formado de emociones o de entusiasmos superficiales, lleva directamente al corazón del Evangelio. Para nosotros, laicos con vocación de cristianos, la oración de intercesión es una bendición, cuando sobre nuestras cabezas, los sacerdotes imponen sus benditas manos y en el nombre del Señor, oran con fe por cada uno de nosotros. Nosotros creemos que el sacerdote es Cristo mismo intercediendo ante el Padre por nosotros y nuestras familias, por tantos problemas y situaciones que nos roban a diario la paz: del mismo modo, por qué, tantas veces, le cuesta a un sacerdote creer que Cristo se puede hacer presente en medio de la oración y la imposición de manos, con el mismo poder de intercesión, aún cuando fueren las manos de un rudo y simple panadero, las manos que intercedan sobre él, olvidando que el Señor solo mira la pureza del corazón y no el áspero contacto de unas manos curtidas por el duro trabajo diario, acaso ¿Jesús no fue carpintero?.
Yo creo, como tantos millones de católicos alrededor del mundo, que la oración tiene poder y que la renovación no es un cuento chino, sino una realidad, un regalo del Espíritu Santo a la iglesia de hoy para renovar la fe de tantos seglares, de tantos sacerdotes, religiosos y religiosas, para fortalecerla sobre todo ahora, en que la iglesia es continuamente atacada y difamada aunque yo me atrevo a afirmar hoy, que mientras halla un carismático sobre la faz de la tierra, uno solo, su voz resonará en contra de toda corriente para defender a la iglesia, ó sea, a los sacerdotes.
Quien piense que la Renovación es únicamente para seglares está equivocado y no piensa como Dios. Esta Renovación es para todos, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, y también, cómo no, para seglares, para todos los bautizados. Una gracia actual por la que el Espíritu Santo viene a renovar en nosotros las gracias sacramentales del bautismo, de la confirmación, concediéndonos un gusto nuevo por la oración, renovándonos en nuestra vocación como bautizados pues muchos, en determinados momentos de la vida, hemos descuidado nuestra vida de oración por eso, necesitamos redescubrir ese encuentro, el tiempo en el que el discípulo se sienta a los pies del maestro para escucharle y hablar con Él.
Dile hoy al Señor que sea Él quien maneje las riendas de tu vida porque si quieres ser tú, únicamente quien gobiernes tu vida, para no dejar a Dios que maneje la carreta como Él quiera, a veces con lentitud, a veces con prisas, otras tantas a la derecha, o a la izquierda.
Jesús te dice hoy: ¿quieres darme las riendas de tu vida? Quieres abandonarte a la voluntad de Dios, un rendirse y entregarse a Él sin reservas, dejarle las riendas de tu vida porque estoy segura: si tú decides entregar hoy tu vida a Jesús completamente, Él te entregará su Espíritu.
Dile al Señor: ¡bautízame señor con tu Espíritu! Por eso, porque creemos que esta Efusión del Espíritu es también para ti, te anunciamos que el próximo día siete de Julio, en la parroquia de la Peñita , del Puerto de la Cruz , a las ocho de la tarde, comenzamos las catequesis de las siete semanas: “El amor de Dios, el pecado, la salvación en Jesús, la fe y la conversión, Jesús es el Señor, el Espíritu Santo”. Concluiremos este ciclo de formación con la efusión del Espíritu Santo el día treinta y uno de julio, a las cuatro de la tarde, que celebraremos en la Parroquia de la Peñita , Puerto de la Cruz.. .
Atrévete: No queremos cambiar tu forma de pensar pero si cambiar tu modo de ver la vida… Este será el mejor viaje de tu vida….Eres de los que se arriesgan o simplemente, de los que se conforman…
Comunidad de la Renovación Carismática
