COMUNIDAD DE BUENA NUEVA.RCCE

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domingo, 12 de junio de 2011

Video presentación de Efusión del Espíritu.


  En el principio de la vida de la iglesia se bautizaba sólo a los convertidos, sin embargo hoy, en el momento presente, el desafío es aún mayor, debemos convertir a los ya bautizados.
En los albores de la era cristiana, la iglesia se volvió misionera y proclamaba la Buena Nueva de la salvación a todo el mundo conocido, sin embargo hoy, es la iglesia misma quien debe ser misionada y evangelizada desde el interior porque la iglesia ya no es la barca que pesca hombres, en el lago del mundo, sino el lago mismo dónde Jesús lanza sus redes para pescar a los que no creen. En la actualidad, cada uno de nosotros, como laicos comprometidos, tenemos que hacer frente a un gran desafío, el de la EVANGELIZACIÓN con mayúsculas. Así nos lo recuerda la iglesia cada día.

El mandato de Cristo resucitado a los suyos, de llegar hasta los confines de la tierra anunciando el Evangelio y bautizando a los convertidos, se ha transformado aquí y ahora en: ¡ID y evangelizad a los bautizados!
Desde la renovación carismática creemos, que lo que mas necesita la iglesia hoy, es una verdadera evangelización, un nuevo anuncio que lleve a los ya evangelizados, ó sea, a cada uno de nosotros, a tener una auténtica experiencia de salvación. Mientras que no se comience a evangelizar de esta manera, todo lo demás será construir sobre arena. Para ello, al presente, nos ayudamos de la persona de Jesús, a quien reconocemos en nuestra vida con tres grandes títulos: Salvador, Señor y Mesías.
Porque quién se ha encontrado con este Jesús experimenta las primicias de una autentica liberación y sanación interior.
Lo cierto es que muchos de nosotros hoy, como católicos, no reflejamos el gozo y la alegría profunda de sentirnos hijos de Dios, no será que aún, nos estamos cuestionando, si hemos encontrado el tesoro, “la perla preciosa”.
Lo cierto es que la vida cristiana es una interminable serie de experiencias de Dios por la fe, conocer a Dios, intimar con Él,  ha de ser para cada uno de nosotros una realidad de la que el mundo, ni la sociedad hoy debe privarnos y ha de ser así porque Dios mismo se nos revela cada día en el comienzo de nuestra vida.
A veces olvidamos que el Evangelio es una noticia y noticia buena. Es decir, el anuncio alegre y jubiloso de algo que ya sucedió y que continúa sucediendo hoy: porque Dios desea que tú te salves, íntegramente por el anuncio de la muerte, resurrección y glorificación de Cristo Jesús. Pero la auténtica noticia es que ¡JESUS YA NOS SALVÓ! Pero solo el Espíritu Santo nos hace pertenecer a Cristo. Él es el principio de la vida nueva que Cristo vino a darte a conocer a ti. Y si esta verdad que yo anuncio en medio de esta comunidad eclesial se cumple, ¿por qué? –Me pregunto- nuestras comunidades cristianas parecen más un cementerio que una manifestación de la vida en abundancia que Cristo vino a traer a este mundo, vida que Cristo ganó para ti.
Recibimos el bautismo y no vivimos como reyes, sacerdotes y profetas que es, a lo que nos da derecho nuestra herencia.
Nos hemos conformado con el pan duro de la tristeza, con el queso de la amargura y la monotonía, desaprovechando que Cristo ya pago por nosotros con su sangre preciosa. Y lo peor, eso es lo que damos a nuestra familia y a todos los que nos rodean, ignorando la lotería formidable que nos ha tocado y que egoístamente reservamos para nuestro interior.

Hoy día, más que nunca, la iglesia está precisando un nuevo Pentecostés,  Pentecostés que manifieste con claridad y poder la vida abundante que Cristo vino a traer a este mundo. Naturalmente hablamos del kerigma, o sea del anuncio de la muerte, resurrección y glorificación de Cristo Jesús, nuestra tarea es presentar este anuncio en primer lugar a los que han sido bautizados, también a quienes no han tenido un encuentro personal con Jesús, a quienes aún no han experimentado en sus corazones el gozo y la alegría de sentirse hijos de Dios; también a los que han sido confirmados pero que jamás han experimentado el poder del Espíritu Santo; a los que van a misa los domingos pero su vida no es una eucaristía que consagre el mundo a Dios; a los obispos y sacerdotes, religiosas y religiosos, para que experimenten en su vida lo que saben con su inteligencia y para que con su aptitud, nos ayuden a vivir la fe y no tengan que vivir de fe; a los catequistas para que desde su apostolado, con niños y jóvenes, sean ellos los primeros en vivir y experimentar en sus corazones la vivificante experiencia de la presencia del Espíritu, en fin, a todos los que reciben los sacramentos pero que todavía no han tenido la experiencia real y concreta de la salvación en Jesús.
Construir una comunidad viva con el poder del Espíritu Santo, comunidad en la que la justicia y el amor de unos por otros guíen nuestros pasos a la vida nueva traída por Jesús. ¿Pero como vivir esa clase de amor? si de algún modo, muchos de nosotros no hemos experimentado en nuestros corazones el amor de Dios, como fuente de la que saciar nuestros deseos de felicidad. Este Dios nuestro que nos amo primero y  derramo abundantemente en nuestros corazones ese mismo amor por el don de su Espíritu.
Muchos de nosotros, desde la experiencia de la RCCE podemos testimoniar porque hemos sido testigos, con nuestra vida cómo y de qué manera Dios nos ama, siempre fiel, sin limites, porque únicamente Dios es capaz de dar sentido a nuestra vida, a la nuestra y a la de todos aquellos que en Él creen.”Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” prometió Jesús en Juan10, 10. Nosotros no queremos cambiar tu forma de pensar aunque si, tu modo de vivir la vida, por eso te proponemos hacer el mejor viaje de tu vida, qué puedes perder, vive de diferente modo a cómo vive el resto de la gente, atrévete. Da un portazo a tu vida de siempre, abre las puertas de tu corazón a la verdadera existencia, experimenta la alegría de vivir, llena tu vida de una experiencia nueva, libérate del dolor que no te deja ser feliz, aparca tus preocupaciones, mira dentro de ti, verás la luz de una vida nueva, ven a conocerla, el Señor te da la oportunidad de levantarte, porque…. Tú, eres de los que se arriesgan o simplemente, te conformas.
Si tu corazón está sediento de amor. Si quieres descubrir el mapa de la mina, “la perla preciosa”, el tesoro que está escondido en el corazón de Dios y en el campo de la iglesia católica: la renovación carismática, si quieres dar el paso de las tinieblas a la luz, de la mentira de una vida vacía a la verdad de una vida nueva, si no quieres caminar solo, ven…ven y veras.
Dios es el único que puede cambiarlo todo, nuestra vida, tu vida, yo soy testigo de su poder. Lo único que Él te pide es: que abras tu corazón, cree en Él para que pueda actuar. Es Él quién lo hará porque nosotros solos no podemos.
Hoy se abre una puerta en tu vida, esta es tu gran oportunidad. No olvides que Cristo ya pagó para que tú tuvieras una vida nueva.
Atrévete a dar el paso porque el maravilloso plan de Jesús está hoy a tu alcance….
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