COMUNIDAD DE BUENA NUEVA.RCCE

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viernes, 8 de julio de 2011

ENSEÑANZAS:"TOM FORREST". "PATTI GALLAGHER MANSFIELD"

EL SERVIDOR, TESTIGO DE JESÚS MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN
                                        P. Tom Forrest

La Renovación Carismática es controvertida, es renovación, por eso experimenta algunos ataques, críticas. Nuestra tendencia humana es ponernos a la defensiva y negar automáticamente la existencia de abusos, de errores que nosotros mismos hemos cometido, etc. etc., acciones en la práctica de la interpretación de esta gran obra y su intervención divina.
Pero el error más grande, el escándalo verdaderamente y lo único que puede poner en duda la autenticidad de esta Renovación de la Iglesia sería una doctrina o una práctica probada errónea fuera de la doctrina correcta de la Iglesia, defendida de una manera oficial por la Renovación Carismática. Y esto ¡gloria y gracias a Dios, no lo hay! Han hecho tantos estudios oficiales de la doctrina, etc. etc. y, que sepa yo, todavía no existe un error que nosotros estemos defendiendo.
Estamos cometiendo errores individuales y todavía no tenemos toda la sabiduría que el Señor quiere darnos a nosotros.
Hasta el documento teológico de Malinas, preparado por la invitación del Cardenal Suenens, da una lista no sólo de los peligros, sino de los abusos y errores existentes. Por eso, una cosa es decir: "la doctrina es sólida, estudiada, investigada y aprobada hasta por el Santo -Padre en Roma hace unas semanas", pero lo que decimos también es que cometemos, sí, algunos errores.
Menciono rápidamente la lista de estos errores en general:

- EL ELITISMO: "Nosotros somos los únicos cristianos verdaderos. Los únicos que están haciendo lo que Dios quiere que hagamos". "Nosotros somos el número uno, superiores a los que no son carismáticos". No estoy diciendo que necesariamente hay personas aquí hablando así, pero hay personas en la Renovación que hablan así. El Santo Padre fue claro en Roma; "Es una acción auténtica del Espíritu Santo. Es una forma que busca la santidad, pero no es la única forma". El Santo Padre fue claro en cuanto a esto.

- EMOCIONALISMO: La idea de que "experimentar importa más que la verdad" o "experimentar es la única cosa que importa, la verdad no importa tanto"; hacemos, actuamos, sentimos, sin un fundamento interior real. Muchas veces nos atacan diciendo que es un emocionalismo y el ataque es muy injusto, porque muchas veces los que atacan no son libres para celebrar a un Cristo presente, y nos ven a nosotros celebrando al Cristo que vemos -con ojos de fe- que está aquí. No tienen ellos la libertad de nuestra celebración; no comprenden y dicen: "emocionalismo”. Pero hay emocionalismo en la Renovación, hay. No me refiero a una acción del Espíritu Santo revelando a un Cristo aquí bendiciendo y salvando, sino un deseo de que se produzca algo emocional. Existe.

- UN FUNDAMENTALISMO BIBLICO. Sin adiestramiento exegético. Sin un estudio profundo, científico, de la Sagrada Escritura. La cuestión de interpretar solos la Biblia como históricamente cierta. Decir ..que Dios hizo el mundo en siete días; no hay días en Dios, por eso Dios no hizo el mundo en siete días; no hay tiempo en Dios; no hay secuencias de acciones en Dios. Lo que leemos en la Creación es una manera poética, humana, expresando la obra divina. Pero decir: "Sí, un día Dios hizo esto y otro día Dios hizo otra cosa” y así interpretar toda la Biblia sin tener conocimiento o referencia a los estudios científicos de siglos es lo que se llama "fundamentalismo”. Y hay personas que jamás han leído la Biblia y ya por primera vez la leen y dicen: "Así es".

- UN PAPEL EXAGERADO ATRIBUIDO AL DON DE LENGUAS. "Todos debemos orar en lenguas". Y hasta algunos, repitiendo el error de algunos hermanos queridos Pentecostales dicen: "Si tú no oras en lenguas, tú no estás bautizado en el Espíritu Santo".

- LA FALTA DE UN COMPROMISO SOCIAL. Estamos solamente preocupados con el hombre espiritual. El "hombre espiritual" no existe, existe el HOMBRE. y debemos preocuparnos de la persona-hombre y no sólo con un aspecto de su ser. Y hay una - tendencia en nosotros de preocuparnos con los actos de caridad espiritual y olvidarnos de los actos de caridad corporales.
Debemos llegar a esto y hasta que no hayamos llegado no es completa la obra divina. Debemos llegar a compartir nuestros bienes con los necesitados y trabajar todos por la institución de una sociedad nueva.

- UN INDEFERENTISMO TEOLOGICO. "Todas las religiones y todas las doctrinas son iguales", decir esto es un ecumenismo falso, porque está afirmando que la verdad y el error tienen el mismo valor. Porque si digo una cosa y tú dices otra cosa que contradice lo que digo yo, uno es correcto y el otro no, o ambos están en el error, pero no es posible que los dos estén en lo correcto. Amamos a los hermanos de otras Iglesias con cariño, pero no decimos que ellos tienen toda la riqueza teológica que esta Iglesia de dos mil años de historia, la única que tiene estos dos mil años de historia, con la enseñanza -bendiciendo su Iglesia- de un Agustín, de un Tomás de Aquino, de un Gregario, etc. No decimos que la doctrina de ellos y la doctrina de la Iglesia Católica es del mismo valor.

- ILUMINISMO. "El Espíritu Santo me habla". "Nadie (ni el Papa, ni los Obispos, sacerdotes...) me dicen lo que debo hacer". O creer: "Dios me habla directamente y sólo Él tiene autoridad sobre mí. Aleluya!". "Tengo línea directa, un teléfono rojo". Ridículo. Dios nos habla directamente y también tiene otras maneras de hablarme.
Una vez, en X, me pidieron que les hablara sobre los problemas en la Renovación. Y quizá cuando me lo pidieron, ellos estaban pensando en esta lista de errores y abusos que hemos leído.
Pero cuando llegué, yo dije: "Para mí hay un sólo problema de veras, real. El problema es el LIDER, el SERVIDOR". Y hablé allí de lo que el líder debe ser y debe hacer. Porque si el líder es de veras un buen pastor, con todo lo que esto quiere decir, él va a evitar o resolver los problemas mencionados. Y donde haya un líder que de veras es el elegido de Dios, el que el Espíritu Santo levantó en este momento de la historia de la Iglesia, estos problemas desaparecen. La solución de todos los problemas de esta lista es la búsqueda de un líder verdaderamente enriquecido por Dios para ser el pastor. No hablo hoy, por eso, de estos problemas de la Renovación, hablo del problema más básico: la formación de nuevos líderes, verdaderos servidores del pueblo de Dios.
Hablo hoy del problema del líder, no del problema de la Renovación, y el problema del líder es ORGULLO.
Si hay problemas o si hay faltas, cuando el líder es humilde, todos estos problemas en la Renovación van a resolverse. Pero si el líder es orgulloso, él va a exagerar los problemas, él va a querer los problemas por intereses personales opuestos a la gloria del Padre celestial. Ojalá tuviéramos más tiempo, pero déjenme primeramente hablar en general en cuanto al orgullo.
En todo el mundo no hay nadie libre de este vicio. No hay nadie en este mundo libre de verdad, totalmente liberado del vicio del orgullo. Todo el mundo odia el orgullo cuando lo ve en el otro, pero pocos creen que ellos mismos son los orgullosos. Ellos admiten otros vicios "tengo poca paciencia", "tengo un problema con la pureza", pero lo más difícil para todos es decir "soy orgulloso". Es el vicio básico del ser humano, es el vicio más malo; otros en comparación son "pecadillos"; Es la causa de todos los otros vicios; por ejemplo, el vicio de la lengua, el que habla contra el otro es un orgulloso, tratando de probar su superioridad.
Fue lo que convirtió a Lucifer en un diablo, fue lo que expulsó a Adán y Eva del Paraíso. Tanto Lucifer como ellos lucharon y quisieron ser como si fueran Dios. Es lo que puso a los fariseos a crucificar a Cristo, por su orgullo, por no poder aceptar que Él fue más que ellos, que Él y no ellos fue de veras el líder del pueblo de Dios, el Mesías, el Hijo de Dios. Con tantas palabras decidieron matar le porque el pueblo, lo estaba buscando. Es básicamente en sí, en su esencia, una competencia. Hay algo de debilidad en los otros vicios, pero el orgullo es una malicia.
No soy orgulloso por ser rico, por ser bello, por ser inteligente, no. Mi orgullo es ser más rico que tú, más bello que tú, más inteligente que tú. En si eso es lo que es el orgullo: competencia entre nosotros. El uno tratando de probar su superioridad. Mi satisfacción de ser más que tú, tener más que tú, hacer, recibir más que tú. Orgullo es la competencia entre nosotros, es una comparación que me hace a mí orgulloso. El placer de "ser superior". "PODER" es el gozo primordial de los orgullosos, tener poder. Es satisfaciendo mi deseo de ser superior para poder mover y mandar a otros como si fueran juguetes, soldados, muñecas mías. "Tú haz esto", "ven acá!"... Mussolini, Hitler... Los más orgullosos de la época moderna de nuestra historia. Buscando el poder, dominando el mundo para poder sentir y gozar la satisfacción de ser yo mejor que tú.
Es la causa principal de la miseria, de la tragedia de naciones y de familias desde que empieza la historia humana. Otros viciosa veces, unen, como pueden unirse unas personas en una risa con un chiste "colorado", como pueden unirse algunos para beber y emborracharse, como pueden unirse algunos en una perversión sexual. Otros vicios, aún siendo vicios, a veces producen unión. Pero el orgullo siempre produce enemistad, es su naturaleza. Es lo que hace tener orgullo: poseer competencia, poseer comparación. Es una enemistad entre hombres, con hombres y también entre hombres con su Dios. Eso es lo que le hace tan terrible hasta llegar a esto: un hombre criatura en competencia con su propio Creador. j Increíble! Y, sin embargo, es el pecado primordial del hombre, el orgulloso ni puede conocer a Dios. No es posible. Dios es infinitamente superior al 'hombre, pero el hombre orgulloso no puede ni quiere admitirlo, no quiere verlo, no quiere ver a Dios como Dios es, infinitamente superior a él.
El orgulloso mira desde arriba hacia abajo y así uno no puede ver a Dios. Para que veamos a Dios, la única manera de ver a Dios, de ver lo que Dios es, es mirando desde abajo para arriba. El orgulloso no puede ni conocer las obras de Dios. Satanás está contento con esto: vernos conquistar otros vicios menores por medio de un orgullo nuestro: "Yo no hago esto porque ahí no baja mi dignidad". Y no lo hace, pero no lo hace por ser orgulloso. Contentísimo Satanás con esta victoria suya sobre un vicio menor, porque así te pone bajo la dictadura del orgullo. En poco tiempo, tú estás hablando de tus victorias: "soy perfecto, santo, maravilloso, superior". El observar que nuestra vida espiritual es superior a la de los demás... podemos estar seguros de que hay en nosotros una acción sutil de Satanás y no una acción divina.
El hombre humilde no es como muchos imaginan, uno siempre diciendo: "no soy nada, no soy nada, no soy. Yo nada". "Yo", diciendo siempre "yo", "yo no soy nada", siempre hablando de sí mismo y siempre pensando en sí mismo. Cuando tú encuentras a un hombre de veras humilde, él no está hablando de sí mismo, él no está pensando en sí mismo, sólo es un hombre alegre, animado, interesado en todo lo que tú dices y no está tan interesado en hablar de sí mismo.
Por eso, el primer paso en alcanzar la humildad es decir: "soy muy orgulloso". Si no lo digo, si no digo de veras que soy orgulloso, no voy a empezar a hacer lo que debo hacer para llegar a la humildad. Si alguno de los que están aquí no puede decirlo, reflexione lo que le pasa dentro de sí cuando alguien le rechaza, cuando uno le ignora, cuando uno le critique, cuando uno discuta con él sus ideas tan brillantes, cuando uno amenaza su puesto, su liderazgo, su autoridad... ¿Qué te pasa por dentro si tú eres tan... humilde?. Ahora, en su catequesis del 5 de febrero de este año, el Papa indicó que es imposible, imposible, ser cristiano sin ser humilde. Sus palabras fueron estas: "Un cristiano soberbio es una contradicción patente". No puede unir las dos palabras: cristiano-soberbio, cristiano-orgulloso, no hay posibilidad; es en sí una contradicción patente. Y concluyó su catequesis diciendo: "La renovación de la Iglesia exige humildad". Quiere decir: "si nosotros somos instrumentos del Espíritu Santo de Dios. En la renovación de la Iglesia, servimos sólo si somos humildes". No podemos vivir la vida auténtica de Cristo, ser sus discípulos y testigos sin ser humildes, como Él que dice: "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón". ¿Qué podemos decir de la humildad de Cristo? Oh, hermanos, diez días podríamos pasar hablando de este Cristo Dios hecho hombre, nacido en un pesebre, hijo de un carpintero, una vida ordinaria y escondida durante treinta años, sujeto a padres humanos, buscando pescadores y publicanos como sus amigos y primeros discípulos, asociándose siempre con los pecadores, prostitutas, adúlteros, los despreciados de este mundo. Él que dice: "No he venido para ser servido, sino para servir", lavando los pies de los apóstoles en la Ultima Cena, diciendo: "Me llamáis Maestro y Señor y decís bien pues lo soy, pero ved que estoy como el que sirve, haced lo que me veis hacer a Mí". Callado cuando le acusan y le condenan, nunca rencoroso, siempre perdonando, muriendo desnudo, (hasta esta humillación,) desnudo en la cruz. Tengo aquí una postal de Cristo desnudo del "Minuto de Dios" en Bogotá y abajo hay un letrero que dice: "Si mi desnudez te abochorna, cuánto más tus pecados que la causaron!" ¡Cuánta humildad! Cristo corrige el orgullo de sus discípulos. La madre de Santiago y Juan viene pidiendo que sus hijos sean los primeros en el Reino de los Cielos; vienen los otros discípulos enojados porque ellos también quieren ser los primeros y Cristo dice: "Como sabéis, los que gobiernan las naciones se hacen dueños de ellas y los grandes entre ellos les hacen sentir su autoridad (César, Mussolini, Hitler), pero no será así entre vosotros; al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros debe servir a los demás. Y cualquiera de vosotros que quiera ser el primero debe ser el esclavo de todos, porque el .Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida como precio para la libertad de muchos".
El hombre dice que el niño debe crecer y llegar a ser un hombre. Un niño está llorando y uno dice: "¡cállate la boca, no seas tan nene, sino actúa como un hombre!". Pero Dios dice a los hombres y sólo Él lo dice, que los hombres deben ser niños. En esa ocasión, los discípulos se acercaron y le preguntaron: "¿Quién es el más importante en el Reino del Cielo?” Entonces, Jesús llamó a un niño lo puso en medio de ellos y dijo: En verdad os digo, que si vosotros no cambiáis y os volvéis como niños, no vais a entrar en el Reino de los Cielos". Así, el más importante en el Reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como un niño. "Y la persona que reciba a un niño como éste, me recibe a Mí". Cristo siempre enseñó la humildad. Los primeros van a ser los últimos y muchos que ahora son los últimos van a ser los primeros. ¿Tú eres el primero en tu grupo? ¿Tú eres el líder en tu grupo? En el cielo, quizá, tú vas a ser el último.
"Cuando te inviten, siéntate en el último lugar, porque el que se engrandece será humillado y el que se humilla será exaltado". "Felices los de corazón humilde". "Felices vosotros cuando la gente os insulte y cuando digan toda clase de cosas: falsas contra vosotros". Humillación.
Los apóstoles aprendieron, por fin, esta enseñanza y enseñaron ellos lo mismo. La Iglesia más carismática, en el sentido de manifestar los dones, los manifestó de una manera exagerada. Por eso, Pablo tuvo que escribir para corregirlos, fue la Iglesia de los corintios. Tenemos las correcciones de sus abusos en los capítulos 11, 12, 13 Y 14 de la primera carta. Advierte cómo Pablo empieza su carta indicándoles que hay problemas entre los líderes, que los líderes están en competencia o sea, orgullosos y por eso tantos abusos y cosas ridículas y falta de orden en las reuniones. Y él empieza esta carta con estas palabras: "Os conjuro, hermanos, por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, a que se pongan de acuerdo y que no estén divididos, al contrario, vivan en completa armonía con un mismo modo de pensar y de decir". ¿Qué quiere decir? Nada .de competencia. ¿Qué quiere decir? Nada de orgullo. "Digo esto, hermanos míos, porque los de la familia de Cleo me han dicho que hay discordias entre vosotros. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: "Yo soy de Pablo", "Yo de Apolo", "Yo de Cefas", "Yo de Cristo". ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?". Ved el sufrimiento de Pablo por lo que está ocurriendo entre los de la Iglesia de los corintios. Competencia de líderes y orgullosos entre los seguidores de este otro líder. "Oh, yo soy de Aguasbuenas!", Oh, yo soy de Ponce!" "Yo soy de...!" Lo mismo repitiéndose hoy día. Y Pablo sigue diciendo: "El mensaje de la cruz es una necedad para los que se pierden, más para los que se salvan, -para nosotros- sabiduría de Dios. Porque dice la Escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios e inutilizaré el entendimiento de los entendidos. ... ¿De qué sirve el sabio o el maestro o el que sabe discutir las cosas de este mundo? Pues la sabiduría de este mundo Dios la ha convertido en tontería. Cristo es el poder y la sabiduría de Dios, porque la necedad divina es más sabia que' la sabiduría de los hombres."
Esto que viene va a humillarles, ¿listos para la humillación? prepárense, porque Vds. Fueron elegidos para ser servidores: "¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es. Para que nadie se gloríe en la presencia de Dios. Así, pues, como dicen las Escrituras, si alguno quiere sentirse orgulloso, que se sienta orgulloso del Señor". Por lo menos Pablo aprendió. Gálatas 6, 3-5: "Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Examine cada cual su propia conducta y entonces tendrá en sí solo, y no en otros, (comparación) motivo para gloriarse, pues cada uno tiene que llevar su propia carga." ¿Soy bueno? ¿Estoy bien? "porque veo que estoy mejor que tú". No tiene valor ninguno. .. "Sed perfectos como vuestro Padre celestial". 1ª Juan 2, 15-16: "No amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de tener 10 que agrada a los ojos y el orgullo de las cosas de la vida, todo eso es lo que el mundo ofrece". Tratando de hacerme grande en el mundo, recibo lo que viene del mundo, lo que da el mundo, nada más. Romanos 12, 3-5: "En virtud de la gracia que me fue dada. os digo a todos y a cada uno de vosotros: no os estiméis en más de lo que conviene; tened más bien una sobria estima según la medida de la fe que a cada uno otorgó Dios, porque así como en un sólo cuerpo humano tenemos muchas partes y no todas las partes sirven para lo mismo, así también nosotros, aunque somos muchos, somos un sólo cuerpo en unión con Cristo y estamos unidos unos a otros como partes del mismo cuerpo". La mujer está poniéndose un perfume y el pie grita: "El perfume para mí, ¿por qué no me atienden a mí? Yo soy mejor que el oído. ¿Por qué pones perfume en el oído y no lo pones aquí?". Una parte del cuerpo peleando con otra parte del cuerpo, una parte del cuerpo tratando de probar que es superior a otra parte del cuerpo! Todo orgullo niega que somos cuerpo, unos en Cristo. Los dones de Dios nos humillan, no nos engrandecen. Vemos que por medio de los dones, Dios hace lo que yo no puedo hacer. ¡Qué robo injusto el que recibe un don y se gloría en el don recibido! ¡Qué robo! porque el don es de Dios, manifestándolo a través de mí. ¿Puedo yo sanar? ¿Puedo yo hacer milagros? ¿Puedo yo entender y proclamar los misterios de la divinidad? Cada don es obra de Dios. Yo soy un tubo por el cual pasa la bendición divina. No soy nada. "Yo tengo todos los dones!" ¡Oh, sí, yo tengo el don de sanación y de discernimiento y de interpretación de lenguas, y tengo y tengo y tengo...”. Un ladrón, un ladrón. Cristo va obrando por su Espíritu Santo para la gloria del Padre. Y entra el ladrón y dice: "No, gloria para Él no, gloria para mí". Y existe, hermanos, no digan que no.
El ejemplo de María, el ser humano más perfecto. ¿Se levanta María y dice: soy el ser humano más perfecto? ¿Así habla María? El ser humano más perfecto es la persona más humilde de todos los hombres. "Entonces dijo María: Mi alma alaba al Señor y mi corazón se alegra en Dios mi Salvador, porque Dios ha tomado en cuenta a su pobre esclava. Desde ahora la gente de todos los tiempos me dirán feliz, porque el Dios poderoso me ha hecho grandes cosas. Su nombre es santo. Obras poderosas ha hecho, venció a los de corazón orgulloso, a los poderosos hizo bajar de sus puestos y a los humildes los levantó". Así habla la persona grande, así habla la persona humilde. Si me veo a mí grande, el mundo va a verme a mí como orgulloso; si veo que no soy nada, es la verdad, el mundo va a ver que soy humilde, pero yo no voy a ver lo. Hay un hombre bueno en este pueblo, humilde, no sé si está aquí y entonces va a estar un poco abochornado, pero por ser humilde va a. aceptar lo. En otra ocasión que hablé de la humildad, se levantó y proclamó: "Yo soy una tremenda porquería", pero lo dijo con profunda sinceridad; es un hombre que nos. bendice, es un hombre humilde.
La falta de verdadera humildad está haciendo daño a esta obra divina, está haciendo daño, está haciendo daño. Alguno de ustedes, mejor dicho, alguno de nosotros para estar incluido yo, está haciendo daño a una obra que tiene dos propósitos: dar gloria al Padre y hacer un bien para el Cuerpo de Cristo. Un propósito nada más: amor para con Dios y el hermano. Y viene el que ama a sí mismo más que a Dios y más que a su hermano, no con el mismo amor, no con el amor de Cristo, con el amor del egoísta, el que tiene el "yo" por encima de todo, incluso por encima de Dios. Y la Renovación sufre daño. Por eso hay personas que quieren romper, separar, un pedazo de esta gran obra del Señor y decir con las primeras palabras orgullosas de un niño infante: "Es mía", "es mía".
¿Tú sabes cómo el niño pelea con su hermano y dice: "es mío"? Y en la Renovación hay personas que quieren separar un pedazo y proclamar: "Es mío". Y esto es terrible es terrible en su irresponsabilidad. Nada es mío, absolutamente nada y no tengo derecho de ninguna parte de esta obra de Dios y no soy nada en esta obra de Dios. Es obra de Dios, es de Él. Hay algunos diciendo: "Yo soy de Pablo", "Yo soy de Apolo", hay divisiones y competencias entre nosotros. Hay gente que teme decir: "yo soy de esos". No somos una sola cosa y dividimos. ¿Cuál es el plan de Dios? mantenernos una sola cosa, mientras que Él haga lo que está haciendo, la Renovación de su Iglesia, y una vez renovada desaparecemos, no hay más renovación, corriente carismática; está hecha la obra, está hecha, desaparecemos y lo que se queda es una sola Iglesia, el Cuerpo de Cristo renovado. Pero si yo voy aparte con lo mío y tú vas aparte con lo tuyo y otro va allí aparte con lo suyo, ¿cómo vamos a desaparecer y ser uno después si no somos uno ahora? No somos una Iglesia nueva, no somos una organización nueva, somos la Iglesia, un sólo cuerpo, el Cuerpo de Cristo.
Hay competencia entre nosotros: "el mejor grupo de música, el grupo más grande que hay, más gente viene a nuestro grupo que al tuyo, damos la mejor enseñanza, hemos ido aquí, nos invitaron a ir allá, etc. etc." Competencia que niega que seamos cristianos y muchos menos cristianos renovados. "Yo debo proteger mi propio puesto, yo soy el líder, y si tú vienes con grandes dones, tú eres una amenaza para mí, si tú vienes con más dones que tengo yo, yo soy el líder, tú no". Lo que hace Dios no importa, lo que indica Dios no importa, el líder que Dios está mandando no importa, lo que importa soy yo y debo proteger mi liderazgo, aún cuando venga un líder mejor. "nosotros los carismáticos somos los mejores, mejores que los cursillistas, mejores que los..." No eres mejor, eres la misma cosa, tú con ellos sois el Cuerpo de Cristo! Y el Cuerpo de Cristo cursillista, el Cuerpo de Cristo vicentino, el Cuerpo de Cristo Santo Nombre, y el Cuerpo de Cristo obispos, sacerdotes, laicos... está siendo renovado por un sólo Espíritu Santo, pasando por todas las partes del Cuerpo de Cristo! "Tengo todos los dones, tengo más dones que tú, mis dones son mejores, más importantes, mi fama... voy haciéndome famoso, la gente me conoce...” Fama en la Renovación es el bochorno del líder. El único que debe ser famoso es Cristo. He visto a Mac Nutt abochornado por su fama, he visto a Steve Clark sufrir y tratar de esconderse por su fama, he visto a Ralph Martin y veo a un hombre humilde... Yo no he visto a Steve Clark vestirse con otra chaqueta que es la que tiene en los últimos cuatro años; si hay un grupo, yo veo su chaqueta marrón y en seguida se donde está él porque es lo único que él tiene, y me llevé una sorpresa cuando llegué a Roma y vi a Ralph con un traje nuevo, iba a felicitar a la señora y decirle: "¡por fin te dejó comprar un traje nuevo!". Los líderes son humildes.
Humildad, hermanos, terminamos. Cristo nos dice a nosotros en el día de hoy, escucha su Palabra. Si tu orgullo es obstáculo en la unión del Cuerpo de Cristo, si tu orgullo es parte de una competencia que existe, ahora mismo Cristo humilde habla contigo, escucha sus palabras, te dice: “APRENDE DE MÍ, QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZON". Gracias por ser humilde, Cristo, gracias por el ejemplo y la inspiración de tu humildad que vemos repetida en Francisco de Asís y Teresa de Lisieux y todos tus santos herederos; la humildad de un Agustín que en su último libro publica los cuatrocientos errores que él cometió. Y como estos santos déjame a mí ser testigo tuyo siendo yo humilde también; humíllame, Señor; hay que romperme, Señor; hay que conquistar los obstáculos de tu presencia y de tu obra, el orgullo en mí, con la humildad de tu cruz, tontería, locura, de un Dios tan gloriosamente grande que entre nosotros puede aparecer como un humilde.

¡GLORIA A TI, SEÑOR! ¡GRACIAS A TI, SEÑOR! ¡ALABADO SEA EL SEÑOR!



SEGUIR EN EL ESPÍRITU (Por Patti Gallagher Mansfield)
Cuando me pidieron que diera esta enseñanza sobre seguir en el Espíritu, mi mente se volvió naturalmente a aquellos medios tradicionales de crecimiento espiritual: la oración y los sacramentos, leer la Palabra de Dios, aprovechar los tesoros de la doctrina de la Iglesia, la dirección espiritual, la comunidad, el servicio, la devoción a María y a los santos. Pero siento que lo que el Espíritu Santo quiere que cuestione es la calidad de vuestra vida de fe... ¿tenéis todavía una fe expectante y vibrante?

PEDID Y SE OS DARÁ (Lc 11 9)
Hace 32 años en esta misma época del año, yo me estaba preparando para un retiro de fin de semana que cambiaría mi vida para siempre... ¡y vuestra vida también! En ese momento, desde luego, yo no sabía que la gracia del Bautismo en el Espíritu que experimentaríamos en el fin de semana de Duquesne era un regalo destinado para toda la Iglesia. Sólo sabía esto: ¡quería a Dios! Quería conocer a Dios y ser conducida por Su Espíritu como lo fueron los primeros discípulos, como fueron los santos. Me atreví a creer, con lo que no parecía mayor que un grano de mostaza de fe, que lo que pedía, recibiría (Lc 11 9-13). Nos pidieron que lleváramos a ese retiro una fe expectante, una confianza... que Dios actuaría por nosotros y nos enviaría Su Espíritu. ¡Creímos y Dios actuó!

NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS (Lc 1 37)
Un amigo mío sacerdote cree que esta fe expectante es la característica más sobresaliente de la Renovación Carismática. Yo puedo atestiguar que inmediatamente después de ser bautizada en el Espíritu cuando oí un sermón en que el predicador estaba explicando que los milagros de Jesús no sucedieron en realidad, la fe expectante se alzó dentro de mí. Quería levantarme y gritar: "Estás equivocado. Este Jesús al que acabo de conocer personalmente, tiene poder y autoridad para dar visión a los ciegos, sanar a los enfermos e incluso para resucitar a los muertos, no sólo cuando estuvo en la tierra, sino hoy también. ¡Jesús está vivo y Jesús es Señor!" Yo todavía no había visto esos milagros, pero conociéndole era suficiente para convencerme que no hay nada imposible para que Él lo haga, ¡nada!
Lo que entonces sabía por fe, millones de nosotros lo podemos testimoniar ahora por experiencias directas. Este Señor Jesús vivo sigue haciendo milagros de sanación física y espiritual cuando Sus amigos recurrían a Él con fe expectante y pedían. Es éste un misterio que se pronuncia incluso en el Espíritu. Una monja americana que conozco una vez tuvo su don de lenguas reconocido por un polaco. Le dijo lo que estaba proclamando en polaco: "¡Mi Padre es un Rey y Él puede hacer lo que quiera!" El Espíritu estaba inspirando en ella la confianza y la valentía de un niño que sabe lo que es llamar a Dios, "¡Abba!" (Gal 4 6-7).

COMENZANDO POR ESPÍRITU...(Gal 3 3) Queremos hacer algo más que empezar por Espíritu; queremos seguir en el Espíritu. ¿Podría ser que nuestro problema es el mismo que el de los Gálatas? ¿Por qué motivo les castigaba San Pablo? ¡Por su falta de fe! Considerad sus palabras punzantes: "¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación? ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu ¿termináis ahora en carne? ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería! El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?" (Gal 3 2-5).
¿Se refiere este pasaje a ti? Como dirigente ¿has llegado alguna vez a un acto espiritual tan consciente de tus carencias que sientes que Dios nunca te podría utilizar? No es tu "observancia de la ley la que te cualifica para ser un instrumento del Espíritu para la comunidad. Es la gracia de Dios y tu fe en Cristo. O, ¿has llegado a algún sitio en tu ejercicio de los dones carismáticos donde te sientes demasiado cómodo? He estado reflexionando que cada vez que me rindo a un don carismático, como la profecía o el discernimiento, se trata de un acto de fe. No es sólo rutina. Y para ayudar a que se convierta en rutina, el Señor a veces nos da una sacudida.

¿DÓNDE ESTÁN TUS OJOS?
En una reunión de oración hace poco sentí que el Señor me decía, "Si sólo bailarán ante mí, liberaría a mi pueblo". Era ésta una palabra inesperada, una que yo no quería oír y no quería dar. Miré a la gente, un grupo de gente mayor bastante conservadores, y pensé: "nunca responderán. Nunca bailarán". Pero no podía deshacerme de esta "profecía". Entonces me miré a mí misma. "No tengo la suficiente energía para hacerles bailar. ¿Cómo podía ser yo la que proclamara tal mensaje?". Seguía sin paz. Por último, miré al Señor y salí de la barca. Mi marido dirigía la reunión y ¡él no sabe bailar! Cuando le susurré este mensaje, pensé que allí se acabaría todo. Pero, me llevó al micrófono y él mismo dirigió a las 200 personas que bailaron por la iglesia. Nunca en 30 años habíamos bailado en esta reunión en particular. El gozo, la alegría, el júbilo estallaron. La alabanza alcanzó un nuevo nivel. La gente (incluso estos "viejos") se vio renovada. Y yo.. bueno... yo estaba humillada y agradecida por haber ejercitado la fe (¡Oh yo, de poca fe!) al proclamar esa palabra. LAS SORPRESAS DEL ESPÍRITU
Esto puede parecer algo pequeño o incluso frívolo pero sentí que contenía una lección importante acerca de seguir en el Espíritu. ¡Estad preparados para sus sorpresas! En la vigilia de Pentecostés del año pasado, nuestro Santo Padre se reunió con medio millón de representantes de los movimientos eclesiales y nos recordó esto: "Cuando quiera que el Espíritu interviene, deja a la gente asombrada. Él causa acontecimientos de una novedad extraordinaria: cambia radicalmente a las personas y la historia." ¿Cuándo fue la última vez que os asombrasteis?
Así como la Renovación Carismática fue el resultado de la intervención sorprendente del Espíritu Santo, y nos esperan más cosas si estamos dispuestos a acercarnos al Señor con fe expectante. Mientras yo me hubiera sentido más cómoda dando una enseñanza sobre el gozo, el Espíritu santo quería que la gente saboreara el gozo bailando como niños ante el Señor. Los retos a los que nos enfrentamos mientras entramos en el tercer milenio son amedrentadores, ¡pero no lo son demasiado para el Espíritu del Dios Vivo! Este Dios nuestro tiene gracias que superarán las miserias de nuestro tiempo. Recordad: "Que el amor de Yahvéh no se ha acabado, ni se ha agotado su ternura; cada mañana se renueva: ¡grande es tu fidelidad!" (Lm 3 22-23). ¿Pero dónde está nuestra fe expectante?

EXAMINAOS A VOSOTROS MISMOS SI ESTÁIS EN LA FE (2 Co 13 5)
Hermanos y hermanas, ¿estamos resistiéndonos al Espíritu Santo y entristeciéndole por nuestra falta de fe? ¿Qué pasa con la santidad? ¿Todavía estamos dispuestos a creer que Dios puede hacer santos de gente como nosotros? ¿Qué pasa con la evangelización? ¿Existen nuevas iniciativas que podemos estar aplastando? ¿Qué pasa con los carismas? ¿Hemos rebajado nuestras expectativas en ese tema? ¿Qué pasa con lo de una visión para nuestra nación? ¿Qué oraciones valientes estamos callando? ¿Están nuestros ojos fijos en el Señor o están fijos en otros y quizá incluso en nosotros mismos? ¿Os suenan estas excusas?
"Nunca cambiaré. Él nunca cambiará. Eso nunca cambiará".
"Nunca lo hemos hecho así antes".
"¿Qué pensará la gente?"
"Soy demasiado viejo, demasiado joven, demasiado enfermo".
"No tengo la energía, el talento, los recursos".
"Solía ser tanto más fácil cuando empezamos".
Para que no desaparezcan entre nosotros todos esos maravillosos carismas, debemos volver a lo que aprendimos al principio, a "devolver el poder a Dios "(Salmo 68), a ejercitar la fe expectante. Desde la plaza de San Pedro en la vigilia de Pentecostés de 1998, las palabras del Santo Padre resonaron: "¡Abríos dócilmente a los dones del Espíritu! ¡Aceptad con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu nunca deja de derramar sobre nosotros! ¿Y qué es esta obediencia si no la obediencia de la fe?

NO SON MIS PENSAMIENTOS VUESTROS PENSAMIENTOS (Is 55 8)
"Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir al fuerte". (1 Co 1 27). Con demasiada frecuencia examinamos una situación según una sabiduría mundana más que con la sabiduría de la Cruz. Hace poco estaba intentando lanzar una campaña publicitaria para nuestra asamblea anual. Yo elegí a los miembros más enérgicos, elocuentes, experimentados de nuestro grupo de oración para que me ayudaran. Dios eligió a una chica minusválida que iba con muletas, nueva a la vida en el Espíritu, para ayudarle. Esta chica colocó uno de nuestros folletos en una iglesia local donde la vio un hombre que tiene un programa de radio. Le impresionó tanto su coraje y su deseo de propagar la fe que la invitó a hacer una entrevista de una hora. Antes de su accidente ella había estado alejada de la fe y cayendo rápidamente. Pero por medio del amor y testimonio de amigos que la trajeron a nuestro grupo de oración después de su lesión de medula espinal, ella encontró al Señor. "Ahora me levanto cada mañana ardiendo de deseos de recibir a Jesús en la Eucaristía y ardiendo de deseos de leer la palabra de Dios". Esta chica "débil y necia", en los ojos del mundo, fue un agente publicitario más convincente que cualquiera de los de mi lista. ¿Y porqué no me fijé en ella? "Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos –oráculo de Yahvéh-". (Is 55 8).
¿Tenéis a gente entre vosotros a quienes Dios quiere utilizar? ¿Quién tiene un testimonio para compartir? ¿Quién ha sido sanado? ¿Quién tiene este "deseo ardiente" de complacer a Jesús de cualquier manera posible? Puede ser "alguien más viejo", una Ana o un Simeón. Puede ser "alguien más joven", una "Hija de Jairo" o un Timoteo. Estoy absolutamente convencida de que hay gente ahí fuera a quien Dios utilizará mucho más poderosamente de lo que nos ha usado a cualquiera de nosotros hasta ahora. Sólo están esperando a ser descubiertos... ¡por aquellos que pueden ver con los ojos de la fe!

EN COMPAÑÍA DE MARÍA, MADRE DE JESÚS (Hch 1 14) Tenemos a alguien que nos puede ayudar a conseguir esta fe expectante y su nombre es María. Lo que pertenece a una madre lo comparte libremente con sus hijos. Pidamos que la fe expectante de María pueda ser nuestra. Sí, María, danos tu propia fe que libera al Espíritu Santo para actuar y para eclipsarnos con su poder. Aprendamos de nuestra Madre una actitud de oración y humildad y servicio para no estropear la belleza de la obra de Dios. Ella nos llama a acompañarla con estas palabras: "Engrandeced a Yahvéh conmigo, ensalcemos su nombre todos juntos". (Salmo 34 4). Respondamos diciendo: "A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén. (Ef 3 20)
 
LA FE COMO CARISMA

Por Mons. Alfonso Uribe Jaramillo

La fe como don del Espíritu Santo es distinta de la virtud teologal, que consiste en la adhesión al Señor y a su mensaje, y que recibimos desde el bautismo como regalo de Dios.

Aquí se trata de un carisma para beneficio común que nos permite confiar ciegamente en el Señor en circunstancias especiales y difíciles y que es el requisito para que el Señor obre entonces maravillas y aun milagros.

San Cirilo de Jerusalén en una de sus Catequesis expone la diferencia que existe entre las dos clases de fe: "La fe, aunque por su nombre es una, tiene dos realidades distintas. Hay, en efecto, una fe por la que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda y la voluntad se adhiera a determinadas verdades; esta fe es útil al alma, como lo dice el mismo Señor: El que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado tiene vida eterna y no incurre en condenación; y añade: El que cree en el Hijo no está condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

¡Oh gran bondad de Dios para con los hombres! Los antiguos justos, ciertamente, pudieron agradar a Dios empleando para este fin los largos años de su vida; mas lo que ellos consiguieron con su esforzado y generoso servicio de muchos años, eso mismo te concede a ti Jesús realizarlo en un solo momento. Si, en efecto, crees que Jesucristo es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos, conseguirás la salvación y serás llevado al paraíso por aquel mismo que recibió en su reino al buen ladrón. No desconfíes ni dudes de si ello va a ser posible o no: el que salvó en el Gólgota al ladrón a causa de una sola hora de fe, él mismo te salvará también a ti si creyeres.

La otra clase de fe es aquella que Cristo concede a algunos como don gratuito. A unos es dado por el Espíritu el don de sabiduría; a otros el don de ciencia en conformidad con el mismo Espíritu; a unos la gracia de la fe en el mismo Espíritu; a otros la gracia de curaciones en el mismo y único Espíritu.

Esta gracia que te da el Espíritu no consiste solamente en una fe dogmática, también en aquella otra fe capaz de realizar obras que superan toda posibilidad humana; quien tiene esta fe puede decir a un monte: "Vete de aquí a otro sitio", y se irá. Cuando uno, guiado por esta fe, dice esto y cree sin dudar en su corazón que lo que dice se realizará, entonces este tal ha recibido el don de esta fe.

Es de esta fe de la que se afirma: Si tuvieseis fe, como un grano de mostaza. Porque así como el grano de mostaza, aunque pequeño en tamaño, está dotado de una fuerza parecida a la del fuego, y plantado aunque sea en un lugar exiguo, produce grandes ramas hasta tal punto que pueden cobijarse en él las aves del cielo, así también la fe, cuando arraiga en el alma en pocos momentos realiza grandes maravillas. El alma, en efecto, iluminada por esta fe, alcanza a concebir en su mente una imagen de Dios, y llega incluso hasta contemplar al mismo Dios en la medida en que ello es posible; le es dado recorrer los límites del universo y ver, antes del fin del mundo, el juicio futuro y la realización de los bienes prometidos.

Procura pues llegar a aquella fe que de ti depende y que conduce al Señor a quien la posee, y así el Señor te dará también aquella otra que actúa por encima de las fuerzas humanas".

La fe como Carisma es la que posee María en el momento de la Anunciación y que fue loada por Isabel.

Es la que mantiene firme a la Cananea, a pesar de las aparentes negativas que recibe.

Es la de Pedro cuando camina sobre las Aguas en busca de Jesús. Es la de Marta y María que llaman a Jesús cuando está enfermo su hermano Lázaro.

Es la de Pedro cuando sana al paralítico: "En nombre de Jesús, anda". Aquí Pedro no se limita a creer que Jesús puede curar, sino que lo va a hacer inmediatamente.

Es la fe de Abraham, "nuestro Padre en la fe". Es la de tantos que con una seguridad inexplicable humanamente, se lanzan a realizar obras que parecen locura, pero al convertirse en realidad benefician a muchos. Es la de quienes como Pedro dicen: "en tu nombre echaré las redes", y las sacan llenas de peces. Es la fe expectante y carismática.

Hoy necesitamos la abundancia de este Carisma, porque el progreso científico nos lleva a confiar más en el poder de la técnica que en el Señor, y debido a esto estamos presenciando una crisis religiosa terrible.

El hombre actual no quiere creer sino en sí mismo y en la naturaleza y olvida al Autor de esa naturaleza.

La Renovación Espiritual que está realizando el Espíritu Santo en la Iglesia está reviviendo la fe y su consecuencia inmediata, la acción del Señor que dijo: "que se haga conforme a vuestra fe".

A medida que aumente el Carisma de la fe, se multiplicarán también las manifestaciones del poder y del amor del Señor en beneficio de la Iglesia y del mundo.

Recordemos que Él dijo que los que tengan fe harán las obras que Él hizo y aún mayores. Jn. 14,12).

Si falta poder en nuestras vidas y en nuestro ministerio es porque tenemos una fe muy lánguida, aunque nos parezca muy "sabia", y porque en la práctica estamos convencidos que el Señor es ahora distinto y que ya no quiere realizar en su iglesia y por la Iglesia las obras que hizo y que nos narra el Evangelio.

Por algo tuvo que decir a sus Apóstoles que eran "hombres de poca fe". Pidamos al Señor que aumente en todos nosotros la virtud de la fe que es necesaria para la justificación y para la salvación y también que multiplique el Carisma de fe para que la acción de su Espíritu aparezca con todo su poder y con su infinito amor. .

(Entrelazamos el artículo "La fe como carisma" con un testimonio real de esa fe carismática.)



EL CARISMA DE FE

Por el Dr. Philippe Madre

Hay un criterio de discernimiento espiritual en nuestras faltas de fe. Podemos encontrar muchas tentaciones que proceden de nuestra imaginación, de nuestra psicología herida. Pero existe una que nunca procede de nosotros, que siempre procede del Maligno: es aquélla de la duda, sobre Dios, sobre el amor de Dios, la duda sobre el corazón de Dios abierto para nosotros. La duda es la firma del Maligno.

La primera vez que el Señor me pidió ejercer el carisma de fe ocurrió en una gran asamblea carismática, hace unos doce años. Tenía que animar la oración para los enfermos y había en el santuario donde se desarrollaba esta oración unas seis mil personas. De ellas, treinta a cuarenta personas paralíticas en sillas de ruedas. Les había pedido que accedieran al presbiterio de la iglesia para estar muy cerca de los animadores. Y habíamos decidido imponer las manos a cada una de las personas paralizadas.

Me gusta mucho reposar mi mirada sobre los enfermos cuando se ora por ellos. Y justo, antes del momento en que íbamos a imponerles las manos, los miré a todos, simplemente. Y en un momento determinado mi vista se detuvo en una joven a quien no había visto hasta ese momento. No recibí una profecía ni una palabra de conocimiento, sólo un impulso muy fuerte del corazón, como si el Señor me indicase que quería hacer algo muy especial a esta joven pero que ni ella misma sabía cómo acoger la gracia de Dios.

El impulso en mi corazón fue tan fuerte que me dirigí directamente hacia esa joven y hablé un poco con ella. Me dijo su nombre: Chantal, tenía veinticuatro años y a los veintiuno sufrió un grave accidente de moto; su médula espinal, partida totalmente, la dejo paralizada de las piernas. Yo era médico y, como médico, sabía que esto no tenía cura.

Entonces tuvo lugar en mi corazón todo un combate espiritual. Al mismo tiempo sentía dentro de mí el impulso de fe y yo no sabía, en ese momento, que eso era el carisma de fe, pero con este impulso de fe, mi corazón sabía que el Señor quería que caminara, pero mi inteligencia de médico me decía, y estaba seguro, que eso era una locura. Durante algunos minutos estuve vacilando y, finalmente, me lancé al agua. Pero yo no sabía nada, al menos en cuanto a nadar con los carismas.

Y entonces le dije a esta persona: "El Señor quiere hacer algo contigo. ¿Lo crees?". Respondió muy débilmente con un pequeño "sí". Le dije: "Si el Señor quisiera sanarte ahora, ¿qué pensarías?". Me contestó: "¡Es imposible!". Y entonces le he dicho: "¿y por qué estás aquí?". Ella respondió: "Porque espero que el Señor pueda curarme". "Entonces lo esperas pero no te lo crees". "Eso es cierto". Seguía presente dentro de mí esta fuerza interior, este impulso de fe. Era algo a lo que no estaba acostumbrado y me sorprendía que siguiera tan fuerte en mi corazón. Y entonces le dije con fuerza: "Vamos a orar juntos y vas a recibir algo del Señor". Y comenzamos a orar. Al cabo de algunos minutos le pregunté: " ¿Sientes algo?". Y ella me explicó: "Sólo siento como una corriente eléctrica en mis piernas". Entonces le dije: "Vamos a seguir orando pero ten confianza". Notaba cómo ella tenía miedo de recibir la sanación y sentí que debía animarla; necesitaba que le animase para que lo acogiera en su corazón, para que se atreviera a confiar en Dios. Porque tenía fe, creía en Dios, pero no creía en la acción de Dios en ella.

Seguimos orando y al cabo de unos minutos le dije: "Bueno. Ahora vas a intentar ponerte en pie". Y me contestó: " ¿Está loco? . ¡Hace tres años que no puedo!". Y le confirmé: "Sí, pero Dios lo puede por ti". Entonces, la ayudé un poco y comenzó a incorporarse y podía estar en pie con mucha debilidad. Para ella esto era ya muy importante. Le dije: "Vamos a seguir orando". Los otros animadores de la velada estaban algo molestos porque me decían: "Philippe, hay trescientos enfermos por los que tenemos que orar". Y entonces les dije: "Bueno, vosotros ocuparos de los trescientos que yo me quedo con Chantal". Porque el impulso de fe en mi corazón era tan fuerte que era la prioridad que yo tenía que atenderla. Y creo que en ello reside una de las características del carisma de fe: sentir y saber que somos enviados a una persona para animarla a la confianza en lo que Dios quiere darle.

Seguí orando con Chantal. Media hora más tarde caminaba normalmente. Y al día siguiente, en la tarde de testimonios bailó el vals con un hermano, alrededor del altar

Es algo muy sencillo. No estoy diciendo que esto tiene que ocurrir con todos los paralíticos. Pero este ejemplo verídico nos enseña cómo el Señor nos quiere educar en la fe y cómo el Espíritu Santo quiere hacernos salir de nuestros miedos personales para introducirnos en otra experiencia de la fe y del poder de Dios. Y creo que es lo que la RCC tiene que aprender a vivir en estos tiempos. Es tiempo para la RCC, de salir de sus miedos. Con todos estos miedos están unidas las divisiones, la falta de unidad. Debemos aprender a ser enviados con el poder del Espíritu Santo. Y el poder del Espíritu Santo nos es dado en primer lugar a través de la fe.

("Nuevo Pentecostés" nº51-52)

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